(Bogotá, 1905 – 1969)
Una expresa ambición de universalidad, a partir de experiencias culturales propias y aprendidas y de sus conexiones intelectuales y políticas internacionales, señaló su producción literaria, que especialmente en su madurez llega a considerarse una «obra representativa de esta sombría época de la historia del país» (la violencia). Él mismo calificó la de sus más caracterizadas páginas como «una forma híbrida de relato, poema y panfleto, más para ser recitada ante las masas a las cuales se dirige.., como un eco de las quejas y el llanto de los pueblos colombianos» (y de otros «ignorados y olvidados»). Después de haber pertenecido al grupo fundador de Los Nuevos, se comprometió desde su esbelta juventud con la «revolución en marcha» del liberalismo colombiano y del marxismo internacional, ejerciendo cargos de orientación ideológica y cultural (Ministro de Educación) y un periodismo combativo, especialmente en su quincenario Crítica (1948-1951), cerrado precisamente por la censura dictatorial. Fue tan elocuente en la cátedra universitaria como insuperable ensayista, narrador y autor teatral. Como traductor, llegó a la cota más alta en la obra del Nobel francés Saint-John Perse, quien noblemente reconoció la maestría de las versiones. Charry Lara dice que éstas son «no sólo lo más apreciable de su expresión en poesía, sino aquello que mejor va a recordarse de su tarea literaria». Jorge Zalamea Borda (quien no era, como muchos creen, hermano de Eduardo — por la coincidencia de los dos apellidos— sino primos) vivió largamente en Europa (en España fue amigo, entre otros, de Dalí y de Federico García Lorca, con quien sostuvo siempre correspondencia); en México y en Italia fue embajador. En La Habana ganó en 1965 el premio Casa de las Américas (por el libro |La poesía ignorada y olvidada) y en Moscú le otorgaron el Premio Lenin de la Paz en 1968, y fue secretario del Congreso Mundial de la Paz en Viena entre 1952 y 1959, «la más fecunda experiencia» de su vida. Había residido también en Buenos Aires con su familia, exiliado después del 9 de abril de 1948, cuando arengó al pueblo bogotano por la Radio Nacional contra el gobierno conservador de Ospina Pérez. En fin, visitó 54 países, entre ellos las Repúblicas Soviéticas, de Asia, China, Ceilán, el Medio Oriente y la India, donde se inspiró para uno de sus más elocuentes poemas: |El sueño de las escalinatas (1964). Otras obras suyas fuera de las mencionadas: teatrales, |El regreso de Eva (1927) y |El rapto de las sabinas (1941); ensayos, |La vida maravillosa de los libros (1941), |Minerva en la rueca (1949); |Literatura, política y arte (1978); |La poesía ignorada y olvidada (1966); antologías: |Las aguas vivas del Vietnam (1967); |La comedia tropical, sobre la obra poética de Luis Carlos López (1962); |Cantata del Che (1969). Las primeras ediciones de sus más reeditadas y traducidas obras políticas, |La |metamorfosis de Su Excelencia y |El gran Burundún-Burundá ha muerto, son de 1949 y 1952, respectivamente. En |Cantos (1975) recogió Colcultura póstumamente sus más breves, íntimos y sencillos poemas, casi todos escritos en su juventud. José Font Castro dice de Zalamea: «No obstante su deseo de trascender sobre todo como un político inconformista, la historia lo consagra como uno de los clásicos contemporáneos de la literatura castellana».
- Texto extraído de Quién es quién en la poesía colombiana (Bogotá, 1998), de Rogelio Echavarría. Primera edición: Ministerio de Cultura – El Áncora Editores. Puede consultar este material en nuestra biblioteca con la signatura topográfica: R8861 / E132q T. I
Compartimos El sueños de las escalinatas en voz viva de Jorge Zalamea.