El escritor e investigador Enrique Santos Molano nos dice en su prólogo a los Cuentos negros (Seix Barral, 1996) las pistas que lo llevaron a considerar como propiedad intelectual de José Asunción los cuentos reunidos en esa edición:
Las obras literarias, como los vinos, tienen sus características particulares, que permiten identificar su autoría con una certidumbre del cien por ciento, cuando, por alguna razón, el autor las dejó sin firma o las público con un seudónimo de cuyo progenitor no existen huellas visibles. Luis del Corral, uno de los periodistas colombianos más agudos y más traviesos que hayan circulado en Colombia por las páginas de un diario, y que gozaba de la manía de cambiar de seudónimo como se cambia de corbata, dijo al respecto: «Todos en este país escriben. Unos bien, otros mal, pero todos con estilo propio… Aun los hijos abandonados en las columnas de los diarios tienen padre. Lo está denunciando una frase, un giro, hasta una sola palabra». (…)
Silva abandonó en las columnas de los diarios, sobre todo de El Telegrama (desde octubre de 1886 hasta su muerte en mayo de 1896, a numerosos hijos suyos, prohijados unos con seudónimo y otros sin firma. Con su nombre publicó muy pocos, poquísimo. (…) y para responder de una vez a quienes suelen preguntar, como si se tratara de algo muy extraño, por qué Silva usaba seudónimo. Lo extraño habría sido que no los usara. El hecho de su muerte temprana, y la poca importancia que él les dio, o el no haber tenido tiempo para recopilarlas, después de haber perdido en el naufragio del Amérique los manuscritos definitivos de los Cuentos negros, son la causa de que estas páginas se hubieran quedado enterradas en las colecciones de las hemerotecas, como hay tantas otras de tantos otros buenos escritores, a la espera de algún desocupado que, a fuerza de catarlas, consiguiera rescatarlas. Ni qué decir que en este caso el desocupado es un servidor de ustedes.
José Asunción Silva utilizó los siguientes seudónimos: Manuel, Manuel Ignacio, F. de la Mesa, S., Juan Gil, J. G. C., José Luis Ríos, Carlos Santillana, Blentnnruoa, Adelina, Ramod Romero, Mary Bell, Marcos Gil, JAS, Benjamín Bibelot Ramírez, F., R. V. M., X., y Ramón Rodríguez Rivera.
La serie de novelas reunidas con el título general de Cuentos negros la comenzó Silva después de su regreso de Europa, en 1887, como lo indica el propio escritor en la portada que dibujó para encuadernar el manuscrito de la novela De sobremesa, en 1896, pocos días antes de su prematura muerte trágica. A esta serie pertenecían siete novelas, según cuentan los biógrafos primitivos, es decir, los que conocieron a Silva y afirman haber escuchado de labios del poeta la lectura de algunas, de las cuales se conocen los títulos de dos: Ensayo de perfumería y Del agua mansa, a las que probablemente pertenezcan a los cuentos que encabezan este volumen: El primer beso y La primera nube. En Caracas, de acuerdo con una nota publicada en El Cojo Ilustrado, Silva estaba escribiendo con destino a dicha revista «una preciosa novelita titulada Amor», y en carta que desde Caracas le envía Silva a Emilio Cuervo Márquez, le dice que está trabajando con todas sus fuerzas en los Cuentos negros y en El libro de versos. (…)
¿Son estos cuentos dignos de la obra ya reconocida de Silva? ¿Son superiores a ella o inferiores? Tenemos una cuestión que pertenece a los terrenos del criterio de cada quien. En mi opinión los Cuentos negros, si no superiores, tampoco son inferiores a la obra conocida de José Asunción Silva. Son un gramo de oro agregado a dos gramos de oro, que sumados forman tres gramos de oro, y en consecuencia aumentan la riqueza de la obra de Silva. En todo caso mi opinión es personal, y sea que los considere inferiores o superiores o iguales, mi obligación es darlos al público, que está en el derecho de conocerlos y de formar sobre ellos su propia opinión y su propio criterio.
Enrique Santos Molano, Bogotá, junio 18 de 1996, Prólogo de los Cuentos negros (Seix Barral, 1996), pág. 7 – 27.
Lecturas compartidas
Compartimos con ustedes el cuento La amiga de entre semana (Costumbres bogotanas), publicado en el periódico El Telegrama el 1° de agosto de 1890 bajo el seudónimo de «Manuel».
Título: Cuentos negros |
Autor: José Asunción Silva |
Fecha de publicación: 1996 |
Editorial: Seix Barral |
Descriptores: EL PRIMER BESO / LA PRIMERA NUBE / LA AMIGA DE ENTRE SEMANA / MI SIA ROMANA / MI PRIMER AMOR / LAS DOS VERSIONES / UN DRAMA MATINAL / LA TORRE DE MARFIL / LE RECIT D’UN BRAVE / DE SOBREMESA |
Palabras clave: literatura colombiana del siglo XIX, Cuadros de costumbres, relatos |
Tipo de documento: libro |
Formato:PDF |
Digitalización: Biblioteca Rafael Maya – Casa de Poesía Silva |
Idioma: SPA – Español |
La obra poética, crítica, narrativa de José Asunción SIlva pueden consultarla con la signatura topográfica 861.42 / S348